jueves, 10 de noviembre de 2011

Luego del triunfo del proyecto nacional y popular

Declaración de la Mesa Nacional del EDE


Finalmente, hubo Cristinazo. La contundencia de las cifras electorales con las que se consagró la reelección de la presidenta era muy difícil de imaginar hace unos pocos meses. Y a la elocuencia cuantitativa del veredicto popular hay que sumar las precisiones que vienen arrojando los análisis sobre el contenido de ese pronunciamiento. De esos enfoques se desprende la existencia de un nuevo estado de la conciencia social en nuestro país. Valores y horizontes que hace unos años eran patrimonio exclusivo de minorías relativamente marginadas del centro de la escena política hoy son abrazados por las mayorías populares.

La necesidad de un Estado fuerte como garante de la vigencia de principios igualitarios, el valor de lo público, la necesidad de la verdad y la justicia en el juicio sobre el terrorismo estatal de los años setenta, la centralidad del trabajo como fuente de ciudadanía social, la dignidad nacional como principio rector de nuestra inserción en el mundo, la prioridad estratégica de la integración regional como factor de desarrollo y fortalecimiento de la democracia son hoy, entre muchas otras, señales de identidad mayoritarias en nuestro pueblo. Los liderazgos de Néstor y Cristina han traspasado su relación con el mejoramiento de las condiciones de vida para insinuarse como una transformación de época en la conciencia colectiva de los argentinos.

El Nuevo Encuentro, y el EDE como integrante de él, puede reivindicar con toda autoridad su condición de parte de esta enorme victoria del pueblo argentino. En el curso de este proceso de transformaciones, hemos recorrido un camino como fuerza política y hoy nos constituimos como una de las organizaciones políticas en las que se apoya el rumbo de gobierno.

La victoria abre una nueva perspectiva para las fuerzas políticas populares. Ha fortalecido el poder de la presidenta y la autoridad política y moral del amplio arco político que sustenta su gobierno. Al mismo tiempo, la restricción constitucional a un nuevo mandato en 2015 genera, en un futuro relativamente cercano, el escenario de lógicas tensiones en el interior del espacio que apoya la gestión. El derrumbe de las alternativas opositoras en esta elección, que queda drásticamente revelado en los 37 puntos porcentuales de diferencia entre la votación de Cristina y la de su menos lejano perseguidor, insinúa que esas tensiones tendrán como sede principal el abanico de fuerzas políticas que hoy respaldan a la presidenta.

Se irá definiendo en estos años el perfil y las estrategias de aquellos que aspiramos a la continuidad y profundización del proyecto en curso y los de quienes quieren frenarlo o, incluso, forzar una restauración neoconservadora en la Argentina. Tenemos que prepararnos y preparar a nuestra militancia para desempeñar un rol activo en estas definiciones: no nos pasan por el costado sino que son decisivas para el país y para nuestro desarrollo político.

Sentimos alegría y orgullo por nuestro aporte al triunfo electoral y por el crecimiento de nuestra fuerza en este proceso. La contribución de Nuevo Encuentro al triunfo aparece más clara en el caso de la provincia de Buenos Aires, en la que nuestro máximo dirigente Martín Sabbatella participó como candidato a gobernador y recibió el respaldo de más de 500.000 votantes. En el conjunto del país, destacando los 115 mil votos conseguidos en Ciudad de Buenos Aires más lo obtenido con variadas estrategias en otros distritos, Nuevo Encuentro aportó alrededor de 700.000 votos, lo que, en términos cuantitativos y cualitativos nos sitúan como un componente importante del amplio triunfo de la presidente, en el contexto de la amplia y heterogénea constelación de fuerzas que lo aseguraron. Confluimos en propuestas conjuntas con los compañeros y compañeras del Frente para la Victoria en San Luis, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos y desarrollamos distintas ingenierías electorales que nos permitieron dar cuenta de nuestra posición política en Neuquén, Tierra del Fuego, Tucumán, La Pampa y Misiones.

En la provincia de Buenos Aires, crecimos más de 60.000 votos respecto de lo obtenido en las primarias. Ganamos la elección de Morón, en todas las categorías, garantizando la continuidad del compañero Lucas Ghi al frente del municipio. Aseguramos la entrada de los compañeros Adrián Grana y Marcelo Saín como diputados en la Legislatura bonaerense y ampliamos nuestra representación en los concejos deliberantes de varios municipios.

Gabriela Cerruti y Edgardo Form fueron electos en la Ciudad de Buenos Aires y junto a Delia Bissutti integrarán nuestro bloque en la Legislatura porteña, y tendremos representación en tres comunas. Rodolfo Canini renovó su diputación en Neuquén, al tiempo que también tenemos representación de Nuevo Encuentro en el Senado de Mendoza con la compañera Alejandra Naman y en Diputados de esa provincia con Néstor Piedrafita.

Los compañeros de Nuevo Encuentro Jorge Rivas, Carlos Raimundi y Juan Carlos Junio fueron electos, mientras que Gastón Harispe tiene muchas posibilidades de asumir. Todos ellos, más el presidente de bloque Martín Sabbatella y el compañero Carlos Heller serán nuestra representación en la Cámara de Diputados. Ellos, más la senadora María Rosa Díaz y el senador Osvaldo Lopez, serán nuestras voces en el Congreso de la Nación.

Estos resultados deben ser valorados en un contexto en el que las diferencias políticas e ideológicas en el interior de la fuerza de gobierno no se hicieron masivamente explícitas por la presencia relevante de la presidenta. En la elección en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, no se evidenciaron, fuera de los círculos más politizados, las diferencias que existen y que, sin duda aparecerán a futuro, entre lo que representa Scioli y lo que representa Cristina. En ese contexto, tenemos muchos motivos para celebrar el resultado electoral, al que entendemos como un impulso para la lucha política de la etapa en la que entramos.

Nuestro norte es aportar a la construcción de la fuerza política que exprese al conjunto del kirchnerismo, en el marco de una identidad que abreve en las mejores tradiciones populares del país y que incorpore, al mismo tiempo, la marca del encuentro de esas tradiciones con los nuevos fenómenos surgidos en estos años. No somos una fuerza que “entiende” el proceso de cambios; somos parte de ese proceso. No conformamos el afluente “no peronista” de la coalición oficialista; en nuestro interior, junto con otras tradiciones y culturas políticas nacionales, populares, democráticas, progresistas y de izquierda está la historia, la identidad y la impronta del peronismo. El peronismo casi como sinónimo de lo popular rompió las fronteras del PJ y se expresa en muchos lugares, también en Nuevo Encuentro.

Nos proponemos que la pertenencia a Nuevo Encuentro sea una de las formas específicas de ser parte del proyecto nacional que encabeza Cristina, tan legítima como otras. Somos partes del movimiento kirchnerista en construcción. Nos pronunciamos por el fortalecimiento y la profundización del proceso de cambios. En el Congreso nacional, en las legislaturas y los concejos deliberantes, los bloques de Nuevo Encuentro son y serán parte de los que luchan por la defensa y profundización de este rumbo.

En el marco de la heterogeneidad y las tensiones en el interior de la fuerza de gobierno seguiremos sosteniendo y fortaleciendo nuestra organización política. Será nuestro frente, nuestra militancia y nuestra dirigencia, en diálogo con los partidos aliados, los que establezcan nuestras posiciones. Estamos seguros de que es desde nuestra fuerza política, Nuevo Encuentro, como podemos contribuir mejor a la construcción del movimiento popular por el que trabajamos. En esa perspectiva, estamos en condiciones de afirmar que el Encuentro por la Democracia y la Equidad va a conseguir, en el transcurso de unos pocos meses, su personería jurídica nacional. Ese logro, junto a la institucionalización de Nuevo Encuentro en todo el país, es el símbolo de un logro: el de haber puesto toda la energía en la defensa y el impulso del interés común en la reelección de Cristina y, al calor de ese esfuerzo, fortalecer nuestra organización.

Estamos convencidos de que se ha abierto una nueva etapa política en el país. Una etapa de grandes perspectivas y también de amenazas y desafíos. Habrá que recorrer el difícil de camino de enfrentar los coletazos de la crisis del capitalismo global defendiendo el empleo, la asignación universal, la salud y la educación de nuestro pueblo. Es decir, trabajaremos para impedir que la derecha explote el impacto de una situación que es la crisis del paradigma que esa misma derecha ha defendido y defiende. Y junto con la defensa de las conquistas populares, afrontaremos la tarea de contribuir para que nazca la fuerza política y organizativa, amplia, plural y con la capacidad de movilización necesaria para darle a estos avances solidez y proyección en el tiempo.

En ese camino, nos debemos ir encontrando distintas organizaciones políticas, sociales y gremiales que componen el universo diverso del kirchnerismo, como identidad fundante de una nueva etapa del campo popular. El kirchnerismo es hoy una identidad en construcción que convoca e interpela a muchos y muchas. El desafío es que este momento histórico logre parir la fuerza que lo exprese, lo sintetice y lo organice, dándole anclaje territorial y social, como garantía de continuidad y profundización a este rumbo de transformación de nuestra Patria. Somos y seremos militantes de esos objetivos.

Noviembre de 2011

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